Supongo que porque son unos miserables cotillas que no tienen nada mejor que hacer que estar tocando las pelotas a la gente.
El otro día fué un capullo que quiso hacer una gracia pero le salió una bordería completamente fuera de lugar.
- Oye, que esta barra es de ayer...
- ¡¿Qué?! Pero que dices, como va ser de ayer, anda que no se nota...
- Bueno, bueno, no hace falta que la espachurres. Que pasa, que como no te dan achuchones por ahí se los das tú al pan.
- Ya ves, es que la vida es así de injusta, a mí no me dan achuchones y a tí no te dan dos hostias y mira que ambos lo merecemos...
No, esto último no se lo dije, pero debería haberlo hecho.
Pero la de hoy ha sido para coger, esconderme y no salir hasta que cambie la fase lunar, que digo yo que va a ser la culpable de todo. Vamos, que lo que tiene que aguantar una no tiene nombre.
El gracioso ha sido aquel que se puso a tocar las castañuelas en medio de la tienda.
- Laurita, (¡argh!) ¿Verdad que tú no tienes novio?
- ...
- ¿No te interesaría un primo que tengo yo en el pueblo?
- ...
- Es que es más majo, más buena persona, Obdulio que se llama.
- ...
- Pues depende, ¿tiene tierras? - esta es la graciosa de mi hermana, que mira que le gusta meterse en camisa de once varas - es que si no, no nos vale.
- ¿No nos vale?
- No, tierras no, pero tiene ovejas. Un montón.
- Mmmm, podría valer, ¿y es joven?
- ¿Podría valer?
- Pues mira, si yo tengo 60 años Obdulio tiene que tener unossssss 53 o 54.
- ...
- Un poco mayor, ¿verdad, Laurita?
- ¡¡PERO ES VIRGEN!!
- Permiteme que lo dude. Seguro que Obdulio y su montón de ovejas han tenido más que palabras.
No te jode.
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Laurita, no sigas jugando con mis sentimientos de esa forma. ¡Elige, o el tal Obdulio o yo!