- ¡Hola! Buenos días, ¿qué quería?
- ¡Hola, guapa! Pues mira, que bajaba yo en el ascensor y me acordao de que vosotras no me habeis visto tocar las castañuelas.
- ¡¿?!
- ¿Verdad que no?
- Eeeeh, pueeees no...
- Si ya lo decía yo. Es que las toco muy bien, ¿sabeis?
- Ya. Si yo no lo pongo en duda.
- ¿Quereis que las toque?
- ¿Ahora?
- Hombre, claro...
- Vale...
Y va el buen hombre y se pone a tocar las castañuelas mientras se partía de risa él solo.
Y nosotras, flipando.
Y va y llega una señora que es un encanto, siempre se está riendo. Se le queda mirando toda feliz y cuando acaba va y le dice:
- ¡Anda!, pero que bien que toca usted las castañuelas...
- Ya, si ya lo digo yo, que las toco muy bien.
- ¿Y se sabe usted alguna jota?
- ¿Qué si me sé alguna jota? Montones me sé.
- Anda, pues cante alguna a ver que tal.
Y va el buen hombre y se pone a cantar una jota con sus castañuelas.
Y va la buena señora y se pone a bailar la jota más feliz que una perdiz.
Y mi hermana y yo apoyadas en el mostrador con la mandíbula desencajada.
Porque a ver qué puedes hacer en ese momento tan surrealista.
¡¡PUES OVACIONARLES CUANDO ACABAN!!
Aunque no mucho, no vaya a ser que quisieran repetir.
Jo, qué fuerte.
En fin, sé que mi trabajo es una caca, pero admito que tiene sus momentos... XD
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