Cuarenta y seis clases después y a costa de convertirme en una más que seria rival de la suegra de mi profe en el arduo cometido de acabar con su salud mental (la de mi profe, no la de su suegra) puedo decir llena de orgullo y satisfacción que ya tengo permiso de conducir. (Desde el viernes, pero este trasto infernal no me ha dejado decirlo hasta ahora)
A la segunda. Lo suficientemente bien como para que no se burlen de mí los listillos de turno y lo suficientemente mal como para que mi ego no se infle desmesuradamente. Más que nada porque no tengo constumbre y podría ser contraproducente. XD
Jo. Llevo tres días como si estuviera en una nube. Hacía mucho tiempo que no estaba tan...feliz.
En fin, supongo que no he tenido demasiados motivos para ello.
Bueno, ahora solo me falta el coche.
Mierda.
Ya sabía yo que aquí fallaba algo.
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