Ayer, en el trabajo, entra un chico.
- ¿Qué quería?
- Me das dos donuts.
- Claro.
Se me queda mirando muy fijamente y me dice:
- Tú eres Laura, ¿verdad?
- Eeeeeh, sí...
Ni pajolera idea de quién es.
- Yo era compañero tuyo en el colegio, Jose.
- ¡¿?!
Sigo sin el más mínimo atisbo de recordarle.
- No te acuerdas.
- Pues no, lo siento mucho...
- Nah, es lógico, ha pasado mucho tiempo. Es que en cuanto te he visto te he conocido.
- Que buena memoria tienes. ¿A que colegio fuimos juntos, el Picasso o la Antusana?
- A la Antusana.
- Jo, que rabia, es que no te situo.
- Yo, enseguida. ¿Verdad que ganaste un premio de literatura?
- ¡¿Qué?! ¡¡¿Te acuerdas de eso?!! Pero si no estaba aún en la Antusana
- Si que estabas. Ya te digo que me acuerdo
- De verdad que no. Como mucho lo contaría. Y lo de premio de literatura es un poco excesivo, solo era un cuento.
- Pues se te daba muy bien. Joer, si yo pensaba que, de todos nosotros, eras la que más posibilidades tendrías de haberte dedicado a algo en ese sentido. De verdad que me lo he preguntado muchas veces, como no sabia tus apellidos...
- ...
- Y mira por donde, estabas por aquí...
- Eeeh, sí, bueno, no pude seguir estudiando, así que...
- Ya. Bueno, yo tambien me puse a trabajar en el bar con mis padres.
- ¡Ah! Entonces, pues eso, imagina.
- Ya. Claro. Bueno, me alegro de haberte visto.
- ¡Gracias! Igualmente. ¡¡Buena memoria!!
- ¡Siempre! Hasta otra.
- Adios.
Jo. No sé si sentirme halagada o hundirme en la más absoluta de las miserias.
Mierda. Creo que no le he cobrado los donuts.
Me parece que voy a dar por inaugurada una nueva fase de depresión autocompasiva. Le echaré la culpa a la medicación y así me dejarán en paz. Sniff.
Etiquetas: Ascodecurro, Ralladas
El chico no debe haber pensado mucho lo que estaba diciendo, porque cierto es que ese comentario se puede coger de la peor de las maneras. Siéntete halagada: ganaste un premio y se acuerdan de ti.